Dicen que el agua tiene memoria, y en el Parque Ecológico Lago de Texcoco, esta idea cobra vida. Este parque, un oasis en medio del ruido urbano, es un testimonio de la resiliencia y la capacidad de la naturaleza para recordar y renacer.
Hace siglos, el Lago de Texcoco era el corazón de una civilización próspera. Los aztecas construyeron su imperio alrededor de sus aguas, utilizando su ingenio para crear chinampas y canales. Con la llegada de los españoles, el lago fue drenado, y su memoria quedó enterrada bajo la expansión de la ciudad.
Hoy, el Parque Ecológico Lago de Texcoco es un esfuerzo monumental para devolverle la vida a este antiguo lago. Caminando por sus senderos, uno puede sentir la historia fluyendo bajo sus pies. Las aves migratorias que regresan cada año, los humedales restaurados y la flora nativa son recordatorios vivos de que el agua nunca olvida.
Este parque no solo es un refugio para la biodiversidad, sino también un espacio para la reflexión y la conexión con nuestro pasado. Aquí, el agua nos cuenta historias de tiempos antiguos y nos invita a ser parte de su memoria, cuidando y preservando este tesoro natural, asegurando así un futuro sostenible para las próximas generaciones.
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